Es una herramienta de seguridad muy popular, ya que permite a los administradores de sistemas comprobar que las contraseñas de los usuarios son los suficientemente robustas.
John the Ripper es capaz de autodetectar el tipo de cifrado de entre muchos disponibles, y se puede personalizar su algoritmo de prueba de contraseñas. Eso ha hecho que sea uno de los más usados en este campo.
John the Ripper usa un ataque por diccionario: tiene un diccionario con palabras que pueden ser contraseñas típicas, y las va probando todas. Para cada palabra, la cifra y la compara con el hash a descifrar. Si coinciden, es que la palabra era la correcta.
Esto funciona bien porque la mayor parte de las contraseñas que usa la gente son palabras de diccionario. Pero John the Ripper también prueba con variaciones de estas palabras: les añade números, signos, mayúsculas y minúsculas, cambia letras, combina palabras, etc.
Además ofrece el típico sistema de fuerza bruta en el que se prueban todas las combinaciones posibles, sean palabras o no. Éste es el sistema más lento, y usado sólo en casos concretos, ya que los sistemas anteriores (el ataque por diccionario) ya permiten descubrir muy rápidamente las contraseñas débiles.
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